Biznaga: «Hemos hecho el disco más romántico»

Cualquiera que haya escuchado alguno de nuestros programas se habrá dado cuenta de que somos fans de algunos grupos y uno de ellos son Biznaga. Desde su fundación, ya se cuente desde hace 11 años cuando Jorge y Álvaro comenzaron a escribir letras y a componer melodías con una guitarra; o bien desde hace 8 años, cuando salió a la calle su primera maqueta, Biznaga ha supuesto un golpe seco en la boca del estómago del panorama musical, por sus letras y por su velocidad.

Tras aquella maqueta llegaría en 2014 su estreno en larga duración con Centro Dramático Nacional, un disco sencillo y directo que conectaba rápidamente con una audiencia punk y que contenía temazos com Cul de Sac o Las Brigadas Enfadadas. Un disco que, además, era genuinamente original, pues mezclaba ese sonido punk con estructuras melódicas más cercanas al pop y con, lo que suponía una sorpresa para muchos, un cierto aire castizo cercano a la tradición popular.

En nuestra colmena ya nos habíamos convertido en fans y tuvimos que esperar hasta tres años para recoger de la oficina de correos su segundo disco, con nota manuscrita de Milky incluída. Sentido del Espectáculo generó verdadera devoción en nuestro hogar y se quedó atrapado en el giradiscos durante un par de meses. No somos capaces de descartar ni una sola de esas 11 canciones, pero entendemos que algunas de ellas son destacables, pues se han convertido en puros himnos: Mediocridad Y Confort, Una Ciudad Cualquiera o Los Cachorros, son algunos de los cortes que consiguen levantarte del asiento y rejuvenecer varias décadas.

Otros tres años hubo que esperar, hasta los albores del 2020, para la salida de un nuevo álbum. Esta vez el anuncio de que iba a ser un disco temático nos hizo temer que fuera algo arriesgado. Sin embargo, Gran Pantalla es un trabajo lúcido que describe una sociedad enajenada por un mundo virtual. Casi con el disco recién editado llegó la pandemia. Como si se lo hubieran olido. Como si supieran que íbamos a estar todavía más pegados a esa gran pantalla.

Es en ese momento quisimos empezar la entrevista que les hicimos a Jorge y Álvaro a pie de escenario en esta ciudad cualquiera que es Zaragoza. Preguntándonos cómo había pasado Biznaga el último año y medio.

“Componiendo” respondió Álvaro sin pensarlo, a lo que Jorge añadió “Básicamente haciendo conciertos esporádicos, un poco para no olvidarnos de lo que significa tener un grupo, que es salir por ahí, presentar las canciones y teníamos un disco en el cajón que no habíamos podido presentar. Lo hemos pasado, cuando se podía tocar, tocando, y el resto del tiempo en el local preparando el material nuevo, que saldrá el año que viene. Hemos estado bastante entretenidos. Esto último es lo que nos ha salvado de volvernos locos, de claudicar… no podemos presentar las canciones, vamos a hacer nuevas”.

De este nuevo disco, que ya estamos esperando con impaciencia, ellos mismos han dicho, en sus redes sociales, que es un disco “sexy”, lo que obliga a una explicación. “Interprétalo como quieras” intercede Álvaro, y otra vez es Jorge el que nos explica: “Digamos que presenta novedades, como en mayor o menor medida el resto de discos, que siempre han planteado algo, algún filón nuevo. En este caso tienen presencia instrumentos que en discos anteriores no estaban, las canciones han bajado de tempo, ya no son tan rápidas. Al final es un disco más pop, las letras no tienen un corte tan intelectual, sino que se ha tratado de hacer letras más llanas, sin perder la hondura, pero con un lenguaje, digamos que más accesible, más llano, buscando lo más difícil del mundo que es hacer una canción simple con un mensaje muy profundo. Pues eso, envoltorio pop con un mensaje potente, por eso es sexy. Porque es pop, no va a toda hostia, tiene instrumentos más sexys como pueden ser sintetizadores, acústicas, no sé, madurez, que estamos más viejos”.

Biznaga tiene esa capacidad de generar un sonido característico. Pero ellos parecen encontrar cambios. Nos preguntamos cuáles han sido esos cambios. “Hemos mejorado. Al principio, aquello era un cachondeo. Escuchas las primeras canciones y escuchas lo último y dices ¡hostia! Hemos mejorado, hemos mejorado mucho” asegura Álvaro sin dudarlo. “En directo aquello era para verlo, ahora también, pero entonces peor todavía. Nos poníamos súper nerviosos. Ya cuando se metió Pablo dimos un subidón y Milky también mejoró, ten en cuenta que se metió cuando tenía 18 años, y de aquellos 18  años a los 26 que tiene ahora, pues… también ha habido un salto”, prosigue el vocalista del grupo, a lo que Jorge añade que lo que han ido aprendiendo son “truquitos” y “haciendo callo, como se hacía antes”.

Álvaro añade los cambios técnicos y es que Gran Pantalla es el primer disco que no ha producido Biznaga. “Este es primer disco que se ha producido, que hemos dejado que alguien meta mano, ha sido una coproducción. Siempre lo habíamos hecho todo nosotros, le llevábamos la contraria al técnico que nos grababa, era lo que decíamos nosotros… y ahora nos hemos dejado aconsejar, porque confiábamos en Raúl, y creo que los temas han crecido”.

El temor que nos generó la temática del disco fuera un hándicap a la hora de componer no fue algo particular nuestro y Álvaro nos confiesa que “no lo veía”. “Ojo, que me alegro y me parece que Jorge hizo un currazo. Pero, claro, yo estaba todo el rato, la pantalla, la pantalla, la pantalla… estoy de la pantalla hasta los cojones. Pero ahora, lo escucho y digo, coño, esto tiene un currazo a nivel de letras. Lo he terminado valorando. Pero sí, se puede atrancar”.

El curro de Jorge con las letras es innegable y es que es él quien las compone aunque asegura estar abierto a que otro de los componentes del grupo se anime, y asegura que el perfil final de la letra es consensuado. “Álvaro y yo trabajamos en la última parte juntos, porque al final es el vocalista, él es el que le va a interpretar, el que las va a cantar y en esa última parte tenemos un contacto muy estrecho, porque claro, yo me baso en una melodía que ha hecho y que de alguna manera está abierta a determinados cambios. Vemos si la letra merece la pena como para cambiar la melodía, pero también, hay veces que determinadas palabras no terminan de funcionar del todo con la melodía y hay que buscar alternativas. Digamos que la última parte la trabajamos muy mano a mano. Vamos que llego yo a lo mejor con la letra al 90-95 % y el 5% que falta lo terminamos juntos”.

Oírles hablar de la forma de componer es maravilloso. Disfrutan realmente de lo que hacen y eso, sin duda, se nota en los resultados. Álvaro advierte que “la movida es hacerlo encajar, que esas palabras queden bien sobre la melodía, porque vale, tú me das este texto, pero tío, es que está estas dos palabras entran con calzador, aquí hay que buscar otras dos palabras y a partir de ahí, se buscan diferentes opciones, o me intento yo adaptar, aunque hay veces que digo ‘no tío, esto se canta así’ o Jorge me dice ‘esta palabra tiene que aparecer’. A veces pasan esas cosas”.

Es en ese debate en el que se encuentra la potencia, la pegada de una canción. “Es un rompecabezas porque trabajas sobre la melodía, sobre ella trabajas con sílabas y después escribes la letra”, asegura Álvaro, a lo que Jorge añade la clave “cuando de verdad te pega el mensaje, y eso se aprende a base de hacer canciones, cuando de verdad te pegan las canciones, te enganchan y funciona la fórmula, es cuando letra y melodía están cien por cien abrazadas. Ahí es cuando el mensaje te golpea que flipas”.

El mensaje es una parte importante de Biznaga y todavía nos hacemos cruces de que letras tan críticas con el mundo actual hayan llegado a Radio 3 o a los grandes festivales. Álvaro asegura haberse acostumbrado. “Nosotros no teníamos ningún tipo de pretensión. Simplemente hacíamos canciones. Con amigos. La demo está grabada con amigos. Y de repente sacamos el Centro Dramático Nacional y los medios empiezan a decir que si es el puto mejor disco del año y no sé qué, y nos quedamos en plan ¿Pero qué cojones es esto? Empieza a sonar nuestra música en Radio 3, empiezan a llamarnos de festivales, y nosotros como… ¿en serio?”.

Por su parte Jorge asegura que “fue una primera y gran sorpresa. A partir de ahí ya va a haber sorpresillas pequeñas, pero aquello fue como ¡pero si somos unos punkis haciendo letras súper oscuras! Además era un disco como con acordes sacados de música medio española, que no suena bien, tiene dejes oscuros, muy ochenteros, las letras eran callejeras, como vampíricas y tal ¿Esto tiene una veta radiable comercial? No, no la tiene. Eran más pajillas de los críticos y los medios”. Álvaro añade que, total, “ya ves tú quien escucha Radio 3, quiero decir, que al final por mucho que aparezcas en esos sitios…”.

Las letras de Biznaga pueden tener ese imaginario vampírico pero  nosotras, no sabemos por qué nos huelen a cine quinqui. Como imaginario quinqui del siglo XXI. Jorge primero difiere, pero presionado un poquito por Álvaro nos da un poquito la razón. “Claro, son letras muy callejeras. Centro Dramático Nacional tiene un imaginario pseudo-vampírico, pero muy callejero, muy cotidiano, muy de salir por la noche y vivir situaciones que todos hemos vivido. No tiene una oscuridad sobrenatural, si no cotidiana y callejera, de los jóvenes… también el rollo de las navajas, los cuchillos…”.

Al final, las letras terminan por copar la conversación y nos preguntamos qué nos deparará el cuarto álbum de Biznaga. Jorge nos adelanta, evitando los spoilers, que es el barrio el que estará muy presente. “Si gran pantalla apostaba por los interiores y estar reflejando en el espejo de tu propia pantalla, lo que propone este disco nuevo es volver a salir a la calle, volver a encontrarse con la peña, recomponerte a ti mismo y recorrer un poco el mundo después de este parón. Sobre todo, enfrentarte de lleno de nuevo con la idea de que el mundo ya estaba mal de antes y ahora viene peor, que la pandemia no ha hecho absolutamente nada, solo ha acelerado una serie de cosas que ya estaban de antes. Hay un concepto que es el del futuro prometido que no ha llegado, digamos que tiene una vertiente muy hauntologica, en el sentido que sigue estando presente en los días de hoy el pasado, una especie de porvenir prometido que nunca termino de llegar y que, hoy en día, lo único que produce son generaciones perdidas y sin futuro. Vamos, el no future de toda la vida está muy presente en el disco”.

Y es que el futuro es todavía más distópico que el que se planteaba a quienes nacimos en los setenta o los ochenta, con graves crisis climáticas, económicas, sociales y políticas asomando la patita tras la puerta. Nos preguntamos si esos temas tendrán cabida en el nuevo disco de Biznaga y de nuevo les enfrentamos al spoiler pero acabamos hablando de Mark Fisher. Jorge nos confiesa que “leer a Mark Fisher me ha ayudado a contextualizar ciertas intuiciones, o percepciones que yo tenía, a ponerles nombre. Me parece un autor bastante importante y que, bueno se está reconociendo mucho ahora, pero tiene todavía mucho recorrido. Muchas de esas teorías, esos pensamientos, el llamado realismo capitalista, que nos han convencido que está es la única realidad posible, el proyecto neoliberal, que empieza en los años ochenta y del que estamos hoy recogiendo las ruinas, o padecemos las ruinas de todo eso, pues hay que combatirlo y puede que no con las fórmulas del pasado. Es necesario atreverse a soñar… bueno, soñar es una palabra demasiado hippie, pero sí imaginar o pensar que nos merecemos otra alternativa, que no sean las formulas del pasado, pero que pueden dar paso a cosas mejores…” y sin darse cuenta Jorge nos ha adelantado algo, pues acaba esta reflexión con un “Pero todo esto en un contexto muy pop”.

Y finalmente Álvaro vuelve a hablar de un disco por salir del que ya están tremendamente orgullosos. “A mí me parece un disco más pasional. Gran Pantalla lo veo como una luz de hospital. Una luz blanca sobre una mesa de quirófano totalmente fría y este nuevo lo veo como una llama de fuego. Yo estoy ultra contento con este nuevo disco y con todas estas letras que, la verdad, que quieres que te diga, me dan en el pecho. Estas letras me flipan, creo que son las mejores que se han hecho”, algo a lo que Jorge añade “es un disco romántico, en el buen sentido de la palabra. Por eso lo de sexy. Hemos hecho el disco más romántico”.

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