The Jubilee Singers – El primer supergrupo de la historia

The Jubilee Singers fueron una sensación mundial. Pero una agenda de giras muy agresiva dejó a estos jóvenes artistas del góspel más primitivo, exhaustos, mal pagos y, en algunos casos, muertos. Fueron los productores -blancos, abolicionistas, educadores- quienes alentaron a las Jubilee Singers a cantar estas canciones ante el público de América y Europa y eventualmente los tour managers quienes les pagaban poco y nada y los explotaron. Esta historia tiene como fuente principal el relato que Ella Sheppard, una de las protagonistas, escribió en 1911.

 

A fines de diciembre de 1871 y Henry Ward Beecher, el Ministro de la Iglesia Plymouth en Brooklyn, había invitado a este grupo de jóvenes de la Fisk University de Nashville a cantar para su congregación en New York. El grupo de artistas —5 mujeres y 4 varones afroamericanos de entre 14 y 25 años— comenzaron a cantar. Imaginen una audiencia encantada -en el literal significado de esa palabra- por una música que nunca antes habían escuchado. Un público transportado por spirituals que contaban historias de esclavitud y libertad. El primer himno que cantaron fue ‘O, how I love Jesús!’. Un cronista escribió: “Nunca olvidaré ese sonido celestial mientras sus voces se mezclaban en una melodía tan hermosa y emocionante». Los dulces sonidos de estas «melodías de las plantaciones», «himnos esclavos» o, como más tarde se conocieron, “Songs of jubilee” fueron producto de generaciones de soportar traumas, y resilencia ganada con esfuerzo, una creatividad genial criada en la esclavitud. Estas canciones nacidas a principios del siglo XIX, no solo tocaban temas religiosos sino que también eran usadas a veces como herramientas para sobrevivir. “Wade in the Water,” por ejemplo contenía un código de escape que describía una estrategia para evadir a los sabuesos perseguidores. La icónica Harriet Tubman, una de las más importantes luchadoras por la libertad de los esclavos en Estados Unidos, se refería a ellas como “map songs” como método de dar ubicaciones a los esclavos a escapar al norte.

Dos protagonistas de esta historia son La Fisk University’s Jubilee y la American Missionary Association (AMA), un grupo de evangelistas y abolicionistas que dirigían este colegio de 900 alumnos desde 1866. La AMA, más radical que otras organizaciones misioneras abolicionistas, rehusaba recibir donaciones de los vendedores de esclavos e incorporó afroamericanos a su estructura dirigencial. Pero tanto educadores como alumnos sufrían las carencias económicas de la escuela. Ella Sheppard decía que “no había dinero ni siquiera para la comida, mucho menos para reparar un techo.”

En el verano de 1871, George White, un maestro y director de coro de la Universidad de Fisk, reunió en una oficina a un grupo de 4 estudiares que habían cantado en el coro de la y los instó a cantar. Sonaron canciones que sus familias y ancestros les habían enseñado. “Jamás soñamos alguna vez cantarlas en público» escribió Ella Sheppard. Durante los siguientes meses, a pedido de George White, Ella se tomó el trabajo de transcribir las canciones, incluyendo “Before I’d Be a Slave” y “Swing Low, Sweet Chariot.” Con sus arreglos vocales, White creó un estilo único instruyendo al coro a cantar muy suavemente, pianissimo. Entonces apareció la idea de llevar a los Jubilee Singers al norte a tratar de ganar algo de dinero que la universidad necesitaba para mantenerse a flote. Luego de convencer a las familias, y, préstamo mediante, George White asumió los costos logísticos de la gira.

Los integrantes del grupo inicial fueron Ella Sheppard, Maggie Porter, Isaac Dickerson, Thomas Rutling, Greene Evans, Benjamin Holmes, Eliza Walker (todos ellos nacidos en cautiverio). Solo dos habían nacido en libertad: Jennie Jackson, y Minnie Tate de solo 14 años.

El primer tramo de la gira se inició el 6 de octubre de 1871 y duraría casi un año. Algo que les pasaba con frecuencia, es que muchos de quienes los contrataron  ignoraban su afrodescendencia, por lo cual pocas veces se les permitió utilizar ciertas comodidades y tuvieron que pasar las noches en estaciones de tren. No obstante, las noticias sobre el grupo corrían rápido y la cantidad de público iba en aumento ciudad tras ciudad. El despegue definitivo se dió en New York.

En 1872 se unió al grupo Georgia Gordon Taylor. Ella relató que «cada noche alguno de nosotros contaba alguna historia de esclavitud, o cómo su madre fue vendida, o algo por el estilo» y luego cantaban canciones como “No More Auction Block for Me”—una serie de referencias al hambre y la violencia que traía consigo la esclavitud—“Nobody Knows the Trouble I’ve seen,” y “Steal Away to Jesus,” que visualiza el Paraíso como un escape de las degradaciones y el dolor de la vida cotidiana del esclavo.

 

El grupo había estado en gira sin parar y cantando casi todas las noches sin ninguna ganancia (al menos para ellos) y las exigencias de los viajes constantes empezaban a mellar en la salud de los artistas. En la primavera del 73 surgió el “Farewell Tour” con la ambiciosa idea de llevar su música al Reino Unido. Gran Bretaña se había vuelto un destino amigable para los afroamericanos libres en busca de asilo político y apoyo económico. Cantaron en Escocia para la Reina Victoria, quien les pidió escuchar “John Brown’s Body.”

Las ganancias para la Fisk University del tour británico (a veces hacían hasta 3 presentaciones diarias) fueron de más de 1 millón de dólares en dinero actual. Pero sus condiciones laborales no cambiaron demasiado y los reclamos se hicieron sentir: vacaciones, menor cantidad de presentaciones semanales, permiso para poder cantar en forma solista y así poder tener su propio beneficio económico. Tan consumidos estaban por las demandas del tour, que solo uno de los miembros del grupo tuvo tiempo para ocuparse de sus estudios y logró obtener su título universitario. Y la salud también estaba en juego: en 1875 la tuberculosis se llevó la vida de Benjamin Holmes y un año más tarde Julia Jackson sufrió lo que hoy conocemos como un ACV. En el Reino Unido, además, se enteraron de que los managers estaban entrenando a otros estudiantes para reemplazar a los cantantes cansados o enfermos. “De algún modo, ser un Jubilee Singer significaba estar esclavizado nuevamente, además de tener que responder a un manager blanco” escribió la historiadora Sandra Graham en su ensayo del 2006 “En el camino hacia la libertad: Los contratos de los Fisk Jubilee Singers.”

En 1876, el grupo tuvo una batalla con la Universidad y con el AMA exigiendo dos meses de descanso que les habían sido prometidos. En 1878 viajaron a Alemania y recorrieron 41 ciudades y pueblos en 98 días, luego de lo cual el proyecto finalizó. AMA y los administradores de la Fisk, preocupados por el cansancio de los artistas, llegaron a la conclusión de que el grupo traía más problemas que beneficios a esta altura y los hicieron volver. Lo que quedaba del grupo dió su último show en la cubierta del barco que los traía de vuelta a New York  y cantaron “The Star-Spangled Banner” y “John Brown’s Body.” Se calcula que en esos años recaudaron algo así como $3 millones en dólares actuales que fueron para ambas instituciones.

 

Ella Sheppard siguió girando con George White hasta 1882, y pudo generar sus propias ganancias para construir una casa para su madre y su media hermana en un lote que compró en Nashville; más adelante se convertiría en docente y activista. Entre 1898 y 1901, surgió una nueva tradición de Jubilee Singers en la Fisk University que continúa hasta hoy con un grupo de estudiantes que viajan por el país -en mejores condiciones, claro- cantando las canciones que Ella Sheppard y los otros miembros del grupo recordaban de sus padres durante sus años como esclavos. Las grabaciones de «Swing Low, Sweet Chariot»  y «Done What You Tole Me To Do» de 1909 son el registro sonoro más antiguo de los Fisk Jubilee Singers.

A medida que la lucha por los derechos civiles avanzó en el siglo XX, lo que alguna vez fueron canciones consideradas curiosas, se convirtieron en canciones de protesta y en una manera, una forma de comunicar al público que esos relatos de cautiverio, siguen teniendo vigencia  y necesitan ser escuchados y entendidos.

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Un artículo de Tony Soulman (@tonysoulman)

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Fuentes y Links de interés:

http://www.topic.com/they-introduced-the-world-to-songs-of-slavery-it-almost-broke-them

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Give Me Wings – the story of Ella Sheppard and the Jubilee Singers

Songs of the Underground Railroad

http://www.jstor.org/stable/25046002?seq=1

 

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